El acoso escolar es el tipo de maltrato infantil más frecuente entre los y las adolescentes. Al igual que otros tipos de maltrato se lleva en silencio, se lleva con mucha vergüenza y con mucho terror. Es difícil de detectar, en muchos casos, por las familias que se encuentran al margen del horror que están viviendo sus hijos e hijas en el centro educativo. Este tipo de maltrato no difiere entre clases sociales ni tipos de centros educativos, es algo muy extendido y sobre todo muy normalizado. A la vista de esta normalización, y los mitos y creencias que existen alrededor del acoso escolar, dedicaré un artículo para contaros en profundidad.

Ahora bien, como puedo detectar que mi hijo o hija sufre acoso escolar, con la que aparentemente no tengo ningún problema, no detecto nada grave en su comportamiento, ni me cuenta lo que esta sufriendo en el instituto.

Debéis convertiros en los mejores “Rastreators” y observadores del universo.

Puede presentar algunas de estas conductas, no hace falta cumplir con todos los indicativos ya que eso simplemente es cuestión de tiempo. La violencia siempre va a más y las secuelas de este tipo de maltrato y en esta etapa del desarrollo, le afectan para toda su vida.

Algo muy importante a tener en cuenta es que tenéis que tener presente que vuestro hijo o hija, que está siendo víctima de acoso escolar tiene terror a que se sepa ya que piensa que la violencia será peor si le consideran “chivato/a”.

Puede presentar algunos de estos Indicadores:

Conductas de miedo, huida y evitación:

  • Falta a clase: el miedo y ansiedad le conducen a no acudir al centro educativo. Ausencias poco justificadas.
  • Espera a que no haya nadie para llegar o salir de la escuela.
  • Escoge rutas ilógicas para ir y venir de la escuela.
  • Evita hablar de temas relacionados con el colegio.
  • Oculta el problema. No informa a los adultos de lo que está sucediendo, rehúsa decir por qué se siente mal, insiste en que no le pasa nada, etc.

Conductas depresivas:

  • Manifiesta tristeza, apatía, indiferencia, esta poco comunicativo, se muestra pesimista, llora con facilidad, está deprimido.
  • En casos graves expresa ideación de suicidio, incluso pueden llegar a realizar tentativa y/o consuman el suicidio.

Cambios de humor:

  • Humor inestable.      
  • Alternan tristeza e irritabilidad.
  • Alternan relajación y tensión.

Conductas ansiosas:

  • Manifiesta nerviosismo, ansiedad, angustia, estrés insomnio, pesadillas, enuresis, síntomas que pueden derivar en ataques de pánico.
  • Dificultad para hablar en clase, impresión de inseguridad y/o ansiedad.
  • Manifiesta inseguridad y baja autoestima.

Dificultades en las relaciones sociales con iguales:

  • Se aísla socialmente, pasa más tiempo en casa, no quiere salir y prefiere estar solo en vez de con amigos.
  • No tiene amigos, no le invitan a eventos, ni planea invitar a amigos.
  • Busca amigos y compañeros de juego de menor edad.
  • Cambios en sus grupos de amigos.
  • Es objeto de burlas, bromas desagradables, le llaman con motes.
  • Falta de defensa o exagerada reacción ante supuestas bromas u observaciones públicas.
  • En el juego son los últimos en ser escogidos
  • Suelen estar involucrados en discusiones y peleas, en las que se muestran indefensos y acaban perdiendo con frecuencia.
  • Como consecuencia de la situación pueden comenzar a amenazar o a agredir a otros.
  • Adopta el rol de bufón, realizando payasadas o bromas para que los demás se rían.

Descenso del rendimiento académico:

  • Presenta un descenso del rendimiento académico.
  • Dificultades de atención y concentración, está distraído.
  • Perdida de interés por la actividad escolar, por el trabajo académico.
  • Altibajos en los tiempos de estudio y en el rendimiento escolar.

Cambios corporales, síntomas físicos y psicosomáticos:

  • Modificaciones en su lenguaje corporal: hombros encorvados, cabeza baja, falta de contacto visual.
  • Manifestaciones de enfermedad o dolencias frecuentes. Somatizaciones frecuentes: dolores de cabeza, de estomago, vómitos, tartamudeo, malestar generalizado, mareos frecuentes, diarreas frecuentes.
  • Lesiones físicas sin explicación razonable. Presenta señales de agresión física: ropa rota o estropeada, marcas corporales.
  • Modificación de los hábitos alimenticios.

Otros indicadores de Cibervictimización:

  • Pide dinero sin querer decir para qué.
  • Coge dinero o cosas de casa para saldar deudas originadas por alguna amenaza o chantaje.
  • Se queda sin bocadillo, hace las tareas de otros.
  • Pérdida y/o deterioro de pertenencias físicas: le suelen faltar objetos personales o material estropeado.
  • Aparece su nombre en grafitis o pintadas.
  • Miedo a los recreos, ocupa rincones, paredes y espacios protegidos y controlables y busca la cercanía de los adultos.
  • Variaciones en las actividades de ocio habituales. Repentino abandono o ausencia en actividades hasta el momento preferidas.
  • Tiene llamadas telefónicas extrañas.
  • Parece alterado después de estar en el ordenador o de ver un mensaje en el móvil.
  • Cambio en el uso de dispositivos o de internet.
  • Ocultamiento especial cuando se comunica por internet o móvil.

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